viernes, 31 de agosto de 2007

El alma que llevo dentro

El alma que llevo dentro,
es un mar vacio de sueños.
Tengo la noche oscura,
navegándome por dentro.
Quiero despertar en tu aliento,
que las ramas de tu árbol,
se enreden en mi cuerpo,
que el dolor se lo lleve el viento
como se lleva las nubes
del firmamento.
Que tu boca no se pronuncie
en amargos lamentos,
que este cuerpo fatigado,
tenga el consuelo de tus besos.

Bailándo con mamá

Cuando se oscurecía el día
y la tarde caía,
¡bailaba con mis hijos
y la luna sonreía!

Cuando mi casa estaba triste,
siempre recuperaba la alegría,
¡bailaba con mis hijos
y la luna sonreía!

Cuando llegaba la noche
y la estrellas desaparecían,
bailaba con mis hijos
y la luna sonreía.

Cuando en el diario vivir
me pesaba la monotonía
¡bailaba con mis hijos
y la luna sonreía!

Cuando de pesares llena
se amargaba mi vida
¡bailaba con mis hijos
y la luna sonreía!

Cuando el peso de la soledad
vence mis días caídos
¡yo recuerdo aquellos días
en que bailándo con mis hijos
la luna sonreía!

miércoles, 22 de agosto de 2007

Somos fruto del árbol de la vida

Somos frutos del árbol de la vida
pequeños retoños, fruta fresca,
fruta madura, fruta caída...
El tiempo no devora los sueños,
los sueños cambian,
los llevamos dentro.
Las ilusiones del ayer están
colgadas en el árbol de los recuerdos.
La esencia del alma madura,
la inocencia pura
florece como tierno capullo
que se desliza suave en el viento,
o es arrancado con aire violento.
Los pequeños retoños son frutos frescos
que pintan el otoño de primavera
y le dan calor al invierno.
Quién quisiera volver ,
tan solo un momento,
a ser fruta fresca,
madurando despacio en el tiempo.